lunes, agosto 13, 2007

2 días en Paris (2007)

2 días en París (2 Days in Paris, 2007), 12 de agosto de 2007.

Nos enfrentamos a una comedia, opera prima de Julie Delpy como directora, que trata una vez más el choque cultural y cómo afecta a las relaciones interpersonales entre norteamericanos y franceses. Esta cuestión siempre me ha parecido que obsesiona en exceso a los yanquis. Hay numerosas películas, principalmente comedias románticas, que explotan esta cuestión. Con frecuencia, el punto de vista de los americanos es que los franceses o son unos gilipollas o son tremendamente románticos y abren los ojos a las norteamericanas desengañadas y solitarias. En general, estas películas son una completa acumulación de tópicos más o menos manidos, que pocas veces presentan un verdadero interés.

Esto no sólo se da en el cine. Reciéntemente he leído una novela de Tracy Chevalier, El azul de la Virgen, de quien me gustó con anterioridad bastante La joven de la perla. En esta novela que me ha gustado bastante poco, también encontramos protagonista yanqui que no se adapta a convivir con los franceses, que le tratan de forma horrible, aunque al final liga con uno de ellos. Está llena de tópicos, muchos de ellos falsos en mi opinión. Chungo.

Bien; pues la película de Delpy, que también coprotagoniza el filme, tiene un planteamiento distinto. La película maneja los desencuentros culturales y los tópicos no para reforzarlos o para hacer de ellos el tema del largometraje, sino para presentar los problemas más íntimos de la pareja cuya otra pata está protagonizada por Adam Goldberg. Hay momentos realmente divertidos y casi hilarantes. Algunas escenas con los padres de la protagonista, también sus padres en la vida real, son realmente muy buenas. No obstante, el filme va decayendo en su coherencia interna y al final se resuelve de una forma un tanto apresurada. Esto no hace que el filme desmerezca por ello.

La interpretación en general está muy bien, con muy buen trabajo de los múltiples secundarios, todos ellos actores franceses, poco conocidos.

En general, la película deja muy buen sabor de boca, y la impresión subjetiva merece un siete. La dirección también se lleva un siete, con un ocho para la interpretación.

El canal San Martin proporciona con frecuencia agradables exteriores a las películas rodadas en París, como es el caso de la que hoy nos ocupa

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